martes, 2 de diciembre de 2008

MAXIMILIAN’S:


Siguiendo con la intrépida búsqueda de mas bares interesantes que nos ayuden al desenvolvimiento de la noche de forma amena, se termino llegando a la calle Berlín, ubicada en Miraflores. Exactamente en el local con numero 200 fue que terminamos a parar para dar comienzo en esta interesante calle, que casi fue una mina de oro para nosotros debido a que alberga un gran numero de bares algo interesantes, homogéneos entre si, pero que sin embargo no dejan de ser atrayentes para los visitantes del lugar.

Cuando llegamos y tratamos de entrar nos dimos con la sorpresa de que había un curioso acompañante de los concurrentes al local, este era un hombre de un poco mas de mediana edad, que parecía q “jugaba” con un bastón en la entrada, o al menos eso parecía mientras que nos fuimos acercando y notamos que se trataba de un ciego que aparentemente hacia alguna clase de espectáculo (por así decirlo) con unos movimientos simulando a bailes junto a su bastón para posteriormente seguir con la pedida de propina. Eso era lo que esperábamos mientras nos íbamos acomodando en la instalación, hasta que Erick se animo a preguntar de que se trataba al mesero que se acerco a atendernos, el cual se rió y resalto que se trataba de uno de los dueños del local, que lo único que hacia era llamar gente para que se anime a consumir en el bar (supuestamente esa era la reacción que debía de ocasionar en las personas).

Bien, posterior al disfrute de la pequeña “bienvenida” que tuvimos (casi susto a decir verdad, y digo susto por que el bastón casi golpea a Malenka) comenzamos por pedir una botella de cerveza, la cual era de litro 100 y tenia un costo de S/. 9.00, significativamente un precio cómodo debido a la “exclusividad” que irradia el distrito de Miraflores. Y ahí fue como comenzó todo. El bar es una instalación bastante pequeña, que a pesar de serlo cuenta con un segundo piso donde las personas pueden subir (aunque pueden lograr sentirse algo “apretadas”) y disfrutar el pequeño panorama. Cuenta también con una pequeña barra y hasta un televisor donde se pueden observar videos que nada tienen que ver con la música que suena en ese momento (típico). Dichas características (a mi parecer) hacen de este lugar un local bastante ameno, que si bien es cierto es pequeño, tiene todo lo que se necesita para sentirse relativamente cómodo: lugares donde sentarse, cerveza, música y hasta dos niveles para escoger donde permanecer el rato que dure la visita.

Maximilian’s también presenta una pequeña y algo variada carta de los típicos piqueos que normalmente se acompañan en una noche donde el alcohol se ve involucrado, cosa que no nos atrevimos a probar por cuestiones diversas (después de todo el alcohol aun no reemplazaba la sangre de nuestras venas, creo).

La iluminación no es muy buena, en la entrada las luces de la calle son muy notorias, lo que da a entender que la luz interior no es muy fuerte. En la parte del fondo del pequeño local, sin embargo, la sensación de tranquilidad se apodera de la gente (al menos lo izo con nosotros). La música que se escucha es bastante variada, en español e ingles, movida y a veces tranquila, los géneros también se presentan variados, lo cual ayuda a que mas tipos de personalidades se queden complacidas en las instalaciones ofrecidas.
Algo que me pareció un poco incomodo es la ubicación de cómo se encuentran las mesas: bastante juntas y hasta da la sensación de que invaden tu espacio, así que el hecho de que el local sea pequeño es tal vez una debilidad para los dueños y lo que deberían hacer es una nueva distribución de las mesas para lograr ofrecer un mejor servicio. Aunque ahora que recuerdo, creo que a Malenka fue a quien mas le molesto por que en reiteradas ocasiones el mesero pasaba y la chocaba, no de una manera brusca, pero que de todos modos provoco que se sienta algo incomoda.

La primera botella llego desapareciendo casi al instante, así q las demás fueron llegando con rapidez. La segunda y la tercera fueron suficientes para que la cuarta sea la ultima en ser consumida, por lo menos en ese lugar. Jamás pensé que esa última ocasionaría que Erick cayera en estado etílico con rapidez. Me iba dando cuenta por que cada vez sus comentarios eran menos coherentes, Malenka solo se limitaba a reírse tratando de cambiar de conversación (para si quiera tener una con algo mas de coherencia), pero en fin, la estábamos pasando bien y de eso se trataba la noche: no “telearnos”.

Al poco tiempo y ya con algo de alcohol en el cerebro decidimos que era hora de evacuar el lugar que dejo en nosotros una sensación de bienestar, quedando así con una propuesta de regresar en algún momento.

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Rey

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